I
El hijo del poeta que no le nace,
A todos los yace sepultados en su voz,
A todos, a todos,
A nadie.
II
aniquilador
torpe vanidad de estampar al Sol
pretendiendo devorar juntos al Sol con la noche
estampados los plastos y el emplasto
con tu corazón
con la ausencia de tu relato.
III
la sangre que destilas de tu dios
Tú
Sí
Emperador Longino
No eres.
II
De tu lanza de tus dientes de la noche leo tus pasos
De tus versos te encuentro
Y giro insoportablemente bello a tu lado
Es tan fácil
hieden tus putrefactas letras la razón
No eres
te desconozco
IV
Uno a uno los grillos marcharon para morir por tu nombre:
Así de putos chillaron tu voz: oh los muertos! – cantan –
A dónde miras que no nos oyes? –oyes.
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