lunes, 30 de mayo de 2011

Ahora

O la dictadura del sol

La mañana llegó para ponerme ante vuestra presencia:
Ninguno de ustedes ha comparecido para atender nuestro reclamo,
a vuestro sol no le interesa lo que su corazón no puede ser
al estar tan alejado vuestro calor del ocaso.

Aún así alumbran,
Ternuras de vanidad,
En medio de toda su penumbra empastada.

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