sábado, 23 de julio de 2011

Del grito

Si el fin del creer es el creer mismo, es prudente preguntar si es posible no creer. Lo importante no es el qué, el algo de la creencia, sino el ser que se pliega en dirección a algo, el ser creído y el ser creyente. La identidad del ente, el ser objeto, está determinado por la relación que se establece en relación a un sujeto que a su vez está determinado por la relación. Lo que vincula al ser creyente (sujeto) y aquello que se cree (el objeto de la creencia) es la efectiva y fáctica creencia, el creer como acto creativo, acto de la creación que despliega en momentos significativos y significantes al ser creyente y al ser creído de un sujeto y un objeto que aparecerán significados en función del acto creactivo que les asigna el ser. No se puede no creer, pues ya incluso en el no creer de algo se devela la creencia en el no ser, en el no saber de algo. Lo impresionante aquí no es eso, que todo no creer sea un crear,  más allá de eso, lo que se devela tal en el grito de angustia que se deja oir es justo el grito del no-ser del ser efectivamente nada.

2 comentarios:

  1. quién puede ser nada en el grito...será prudente preguntar,amigo?....sólo el momento creativo es certero, ya sea un grito o su nada.Besos

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  2. Todo aparece como el sistema de las causas y las causas del sistema. Prudencia, ahí reposa en su cause la verdad, bien lo dices, pero la sangre que nunca llama, por esto poematizamos, los nadies que se abstraen de lo posible, de lo necesario. "Cuándo" es la palabra exegética que pre-piensa al fenómeno de lo eterno, lo absolutivo de la absolución.

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