lunes, 2 de agosto de 2010

Bosques y recuerdos

Mil árboles que resguardan
lo que antes fue tu sonrisa,
las letras que se pliegan unas a otras
y oscilan mi silencio.

Un árbol con tu nombre inscrito,
con sus ramas rayando el cielo
desde la tierra insuflada de tus cenizas,
de tu polvo,

de tu carne consumida al fuego de tu muerte,
después de tu muerte,
una tierra que se olvidó
que nosotros también habíamos muerto en su rastro.

Las letras tiemblan,
entre mis manos, comienzan a dibujar tu rostro,
Y yo no soy Yo para pedirles silencio,
para que tus labios no vuelvan a ser tormenta.

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