miércoles, 2 de junio de 2010

patria, tierra, nombre, nación

El nombre maldito de todos tus pueblos
y todas tus tiendas las aldeas
laceradas que aun manan la sangre
de tu victoria. Tu victoria
y lo ominoso de tus nombres. abandonado
de tus dioses sobre los que imperaste
y con violencia y victoria,
y con lujo de detalle la roca
en extinción de su corazón
aun palpitante ofrendado al sol.
México.
El artificio de lo amado
que respira sólo en lo luz
de tus relatos incestuosos.
Costumbres, impuestos de la repetición,
incesantes de los nombres de tus piedras,
el olvido del quinto sol.

¡Ah! misterioso aliento
de tus vientos y tus goznes,
el vórtice y la puerta
que presentifica dos instantes.
Ahora es tarde. Aun no es tarde.
¿Y si el hoy se aniquila como anoche?
Es imposible la luna imposible de tu nombre.
Del fuego que lacera la roca,
De la roca que atrapa el fuego,
De la pluma reptante que aúna
símbolo y razón, el nombre de una
tierra lacerada por tu nombre,
del abandono de sus dioses,
o los lagos en que el dios se morfó:
Los siglos sin historia
y los siglos sin razón,
los siglos que sulfuran el adviento
de una torpe invocación.
México,
He de cambiar mis pasos de ti.
He de alejar tu nombre
al olvido de la imposición y
los pasos del olvido al mar
De tus costas y tus héroes,
los huesos calcinados en
desiertos sin sol y sin augurios.
De tu tierra sin futuro, las montañas,
por tus crímenes: el relato y la desesperación.
De los encuentros en que no piensas,
de las noches en que te alejas,
en las noches en que otro sea
el tiempo de tus pasos y designios.
En que el nombre diga su verdad.
En que el ser se indigne de tu memoria.
En que la abertura de tu templo
redima la sangre de tus glorias.
En que tu nombre sea sangre.
y la sangre corazón, pasos,
peregrinación.

1 comentario:

  1. de mi vida y mis alientos
    pero mis alientos no hablan de mí más que en símbolos distantes del sol

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