lunes, 12 de julio de 2010

Las palabras se llaman, unas a otras, se saben todos tus nombres, han acariciado todos tus rostros y todas tus voces. Se comunican dónde está la gracia y emprenden juntas el tránsito, la cabalgata hasta donde se encuentra el páramo anunciado por un alma. Puede ser las letras que se agolpan en tus ojos ante un libro o una pantalla. Pueden ser las contracciones nerviosas de tus dedos sobre el teclado o al sostener una pluma febril y temblorosa. Pueden estar dormidas en la punta de tu lengua en larga fila por tu garganta hasta tu estómago y tus entrañas. Y es que justo pueden estar dormidas porque han estado baile que baile en tu corazón, palpitando por un abismo, por lo desconocido. Sí, el corazón también dice, también escribe y escucha, también lee y se desgarra con ciertas palabras que sólo él conoce. Que solo él puede des-conocer e ignorar (Me gusta esta palabra, es como muy incendiaria).

1 comentario:

  1. hermoso trabajo!!!!!!!!!!pase a saludar y agradecer!
    un abrazo enorme
    lidia-la escriba

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