lunes, 15 de noviembre de 2010

De vuelta a lo real

Volver a la realidad, como ser sirena y que te roben el viento
El poeta ahora intenta transvertir lo real
Escucha cada una de las teclas de su computadora, sabe que éstas suenan a estruendo cada vez que teclea mal. Intenta seguir el hilvanado; mientras, soporta el silencio.
Escucha una gota, otra, quiere saber qué es, aun que sabe que es sólo
eso, una gota.
Recuerda entonces a Celan, el abismo después de la guerra,
Un abismo no como de las drogas, un abismo abismo, abismo de no haber muerto en la guerra, un campo de concentración donde jamás sirvieron leche.
Le da entonces una calada al cigarrillo, sigue tecleando.
El intenta escribir algo que parezca real.

[Siguen tocando]

[No puedes seguir escribiendo si no crees que es lo más chingón que has pensado]
[Este último pensamiento le parece fantástico, pero cómo representaría entonces la realidad. Dilema mayúsculo, más cuando se muere de frio.
Se levanta, toma su taza, no se molesta en lavar. Vierte agua y la mete al micro, sí, no es sofisticado. Sólo quiere realidad, sólo quiere hablar de sí mismo.
Pero esa es la cuestión, que todas la letras le engañen en cada palabra que teclea, nada de lo que imagina lo puede escribir, la frustración, el tedio, el odio, el amor al fracaso,
¡Ah! eso lo haría un romántico, mamadas, se dice, pero claro, ¡cómo escribir si no le teme al fracaso!
Cuesta trabajo imaginarse lo real, es como piel, ¿sabes? Pero piel de concreto, como un engaño, un misterio.
Entonces inicia la poético, al preguntar por la filosofía.
No hay misterios, me levanté de un sueño que tuve, un sueño donde estuve muerto.
Fue real, oí mi voz que me dijo, levántate, abre los ojos, qué esperas, ahí es entonces donde el poeta cree volverse loco. Pero sólo es poeta.]

O tal vez está loco, pero gracias al cielo, no sabe qué es estar loco.
Ni que es ser poeta.

No es siempre, es el instante.

Paul Celan me hizo sentirme dios. (¡Oh! brizna)

Sigue escribiendo.
El papel es real, la tinta es real, por qué lo que teclea en la pantalla no habría de serlo.

Por tu propio bien, me habré despedido de ti, una vez hayas crecido, me lo dijo Yeats después de que le pidió a Dios para mi un beso.

¿En cuántas palabras está escrita la lápida de un poeta?
No pregunto por su cuerpo, pregunto por sus letras.
¿Cuántos paraísos perdidos en vano, cuántos silencios ganados del amo?

Vi entonces las llanuras desoladas de la noche,
Un silencio mortal y casi divino,
Vi al caminante portando mis insignias
Vi entonces a la noche portando mi rostro en su canción.

La poesía me liberó de la noche,
me liberó de las alegrías,
me hizo libre para encontrarla,
me encontré en ella queriendo llorar
de tan sólo soñarla.

De tan sólo tener la poesía.

De noche, era de noche cuando nos conocimos. El whisky, la cerveza, la música, nada fue real. Sólo te vi, te buscaba. Sí, a ti, a quién nunca había visto. A la que soñé en una escalera, llamándome consigo.

De tener tan sólo tenerla

Duerme aquí, alado, conmigo.

La que escribe poesía en cada rizo,
La que se ríe de sus propios rizos,
La que sonríe por sus desvaríos,
La que me escucha a diario
como si fuera sábado o domingo.
La que me deja sin palabras con cada artificio.
La que duerme mis silencios.
La que ahora abrazaré para apagar esto.

1 comentario:

  1. Un poeta que vuelve,que sale de su caverna e intenta abrazar lo real (aunque no sepa qué es/ni si es) Cuántas muertes has muerto,cuántos sueños dormiste mientras ella llamaba. Un poema que fascina, REALMENTE

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