miércoles, 24 de noviembre de 2010

Un poco de cera o que me amarren al mástil, si no, os mataré

Por respeto
cuando alguien habla, uno escucha.
¿Cómo el oído de los poetas
hubiera oído a las sirenas
o al sonido de los astros
si antes no ordenara
que todos callaran sus voces?
¿Por ventura es el poeta
aquél que silencia la noche?

Con mis manos
tejí un silenciador para tu alma.
Estaba fastidiado del chip chip
milenario,
miles de muertes y ningún olfato.

1 comentario:

  1. Hay palabras que pueden devorarnos y la única forma de atravesarlas es atados al mástil o con los oídos encerados. El poeta es la sirena que sigue cantando, a pesar del olor de los cadáveres.

    ResponderEliminar

Buscar este blog