jueves, 22 de abril de 2010

Mareo o la rebelión de la musa.

La náusea desciende desde mi garganta hasta mis dedos
Llega a tu piel y recorre cada recoveco hasta abarcar tu propio nombre.
Lo palpé, ahora era mi intestino.
La náusea viene de tu nombre e ingresa por mis oídos.
Insufla el vértigo hasta que…
¿Cómo le pides a un marino permanecer en puerto?
¿No contemplas, la condené a permanecer como ballena?

Varado en tu auxilio.
Así invoqué tres veces tu nombre hasta que desapareciste del horizonte
cual fantasma de lo ajeno.
Mucho ah que perdí cualquier noción de justicia.
Hace mucho que no recordé lo que era,
la ironía de mi nombre, Tierra.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Buscar este blog