sábado, 1 de mayo de 2010

Engaño

Me estoy muriendo.
Todo podría ser distinto.
Podría ser un engaño,
podría ser mi ojo el que miraras

“¿Qué podría ser distinto y un engaño?

Pero es sólo la lágrima
que nunca se lloró por mi alma
y es ahí donde me engaño
no sé, podría ser distinto
y fuera tu sonrisa junto a la mía.
Hoy quisiera estar triste
pero la verdad eso no queda.

“¿Y cómo estás entonces?”

En busca de mi tristeza
No ansiedad ni angustia, sólo la tristeza más vacía,
caliente y asoladora.
Quiero la tristeza del desierto suriano,
de un desierto inexistente en una isla.
De un continente ajeno a toda alma

Un desierto en verdad desierto.

Donde nunca hayan tenido noticia de la muerte de Dios
pero porque su palabra nunca habitó
los sueños o los delirios de los hombres.
Quiero ser el desierto donde las mujeres no hayan sido mujeres
y sean aún mis costillas,
o sean las costillas de un Adán cautivo de la arena de sus recuerdos inexistentes.
Los sueños de praderas y de olivos
en un mundo donde todo se aniquile en el soplo de un ardiente abismo.

Mi hija, esa tristeza donde no soy quien soy,
quiero ser la manzana y no redimir ningun castigo,
quiero ser la serpiente que sibila en tu mirada de recelo y alegría,
quiero ser el desierto que reclama el ardiente abismo y le rescinde sus arenas.
Quiero espectadores a mi alrededor que vean como trepano la cabeza
y extraigo con un cuentagotas las sequías de mi alma.
Quiero que mi alma no sea mi alma.
Quiero dormir.
Creo que también quiero dormirte
pero cuando te duerma quiero escribir tu rostro en la arena.

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