sábado, 22 de mayo de 2010

Morir cuantas veces se requiera

De tus labios murió la noche al oír
los celestes el epitafio de sus tumbas.

– es la tierra que palpita a tus pasos.

De tus labios floreó la rosa
al saber de tus labios los colores de las rosas.

– es el fuego que se quema al fondo del lago.

De tus labios murió la muerte
al no saber terminar lo que no tuvo principio.

– el cieno de tus hojas pies lavanda.

De tus labios se perdió el poeta
al confundir tus labios con sus letras.

– es tu mano que suscribe los signos
de tus pasos y las huellas en la tierra.

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