lunes, 18 de octubre de 2010

Al poeta americano

Ahora también tengo visiones
y en tu nombre recuerdo
la eternidad de tus signos.
Lo que resta del mundo
es tu ausencia, ya no hay confines,
pero tus letras soplan
lo que sólo tú llamaste sentido,
lo que sólo tú olvidas
en la mesas de ping-pong que escribes.
Tatuaste mi alma
y me diste piel en tus ilusiones
de desgarro y pérdida filial,
me diste patria para ser acero,
me diste recuerdos para ser auxilio
y destructor de templos en el desierto.

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