jueves, 28 de octubre de 2010

XVII

Los pequeños infantes son olvidos del Ser:
ninguna cosa se agota cuando eres vejada y se olvida el amor paterno:
Al comienzo la princesa,
jamás ella, que sería amada:
“no eres más que una zorra
imprudente”. Te quitan la verdad.
Los pequeños infantes se cagan en las carteras,
jamás obran sin fracaso.
(¿O acaso aciertan siempre al error?).
Por casualidad, el Ser es hereje de sí mismo.
(O acaso ¿se trepan al cagón?).

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