domingo, 31 de octubre de 2010

Recenciones

XXI

Lo ridículo de toda maldad
se deshonra al extraviar el Tiempo.
El Tiempo se temporaliza claro y sensible.
Es claro como cristal de noche sin que roce
su propio espacio.
Es la superficie y las sombras que juega, sin retener
el momento.
Este momento corre y se oculta.
En el Eon más cercano aún proyecta,
el momento, variando sus tumbas.
Es el final de todos los sueños.
Ningún fin desconocerán los sueños:
él proyecta.


XXII*

Lo glorioso evitará su caída.
Lo ergido evitará a su soberano.
Lo concretó evitará su silencio.
Y lo nacido evitará su nacimiento.
Lo total y terrestre evitará ser retardado,
aún cuando el Puro y espiritual intente
su redención en las cimas de los picos.
¿Por qué, el Genio, rechazará la idea
y será lo total de lo siempre rechazado del mundo?
Él ya se escondió, aún cuando fue invisible.
Él ya opacó sus ojos entre penumbras,
aún cuando fue ciego desde el comienzo de sus cadenas.
Él Jamás sostuvo el cetro, pero lo demarcó todo;
todos le ignoran, pero le recuerdan en cada seña.
Serán auroras las acciones del nuevo lamento:
“El glorioso evitará su caída”.
Sin siquiera hacerlo, el Genio ya proyecta
su ridículo futuro a la esencia de la época.


[El glorioso evitó su caída.
El ergido evitó su soberano.
Lo concretó evitó su silencio,
y lo nacido evitó su nacimiento.
Lo total y terrestre evitó ser retardado,
pero el Puro y espiritual re-inventó
su retardo.
¿Por qué, el Genio, rechazó la idea
y es lo total que se rechaza del mundo,
logrando el Puro ejecutar su castigo?
Lo dicho: Se escondió sin ser visible.
Lo escrito: Se opacó en penumbras.
Jamás sostuvo el cetro, pero lo señala todo.
Jamás habló, es un eco que le ignoran en cada seña.
Serán auroras las acciones del nuevo alegato:
“El glorioso evitó su caída”.
Sin siquiera hacerlo, el Genio, proyectó
su ridículo origen a la historia de la poesía]


XXIII

El silencio que ronda es artificial.
El rayo de su sol dura todo el día.
La nube que vaporiza nos cubre en la tarde.
Ello hará que conozcamos estas cosas:
La tierra y el cielo.
En tanto que los eventos terrestres son temporales,
los celestes también.
Los dioses también se pierden en tristezas, vanidades
y lamentos.
Así, nadie comprende la Verdad,
pero en su rebelión, marcha a la Verdad.
Quien se alza en rebelión
conjura en su negación lo atemporal.
Quien niegue la rebelión,
eternamente se negará.


XXIV

Nadie se pierde al ir de píe
por el mundo, solo, en su pies.
Dar pasos largos o cortos no cambia:
lo que es es lo que es.
Nadie se muestra en lo oscuro
para perderse de sus penumbras.
Nadie silencia sus pasos para su propia vanidad.
Nadie en su gloria arriba a todas partes.
Para la Verdad, las penitencias de Nadie
son la totalidad y su fruto en todas las acciones.
Por eso, quien está con la Verdad,
pierde los fines y se encamina a su retorno.





XXV

Después de la tierra y el cielo
insistirá un vació reconocible.
Será un vacío pleno y vigoroso, amaestrado,
permutable y comunitario.
Nadie lo percibe pues se esconde
en ninguna parte.
Será el vacío del retorno.
Olvidé su nombre,
pero lo llamaré Tiempo.
Si trato de recordar
lo llamaban Instante.
Es instante por ser el encuentro.
Su re-encuentro nos comunica en ambas direcciones,
las dos direcciones lo vuelven a juntar.
El Tiempo, pues, es instante, y la tierra es instante.
El cielo es instante y nadie es el hombre.
En el plexo de sus re-encuentros hay cuatro instantes.
y la nada del hombre es el cuarto instante.
El hombre desanda sus pasos en el cielo.
El hombre asciende sus vuelos en la tierra.
El cielo asciende sus vuelos en la espacio..
La tierra desanda sus pasos en el plexo de los re-encuentros.
El plexo de los re-encuentros sólo se encuentra en él.

_______________
* Epinicio a Prometeo [si le cambias a pasado el evitará, queda como una narrativa que piensa la caída desde el relato, el lamento, y no la promesa., siendo así un Kaddish al adverso]

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Buscar este blog