martes, 12 de octubre de 2010

Yo también

Príncipe de la paz,
el destructor de guerreros.
Los destruidos en mi pecho
al destruir sus sables con mi carne,
con mi sangre,
con mi voz que fue aullido
y después fue un ángel.
Fue venganza de lo nunca dicho,
en mil muertes esparcidas
en el vortex de los pasos antiguos.

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