lunes, 18 de octubre de 2010

Pensamiento del Getsemaní

¿Ante quién he de justificar mis pasos
si tú los desoyes a cada andada?
Un arco se tiende a tu rastro.
Un puente de madera, en junturas, que encierra los años.
Ahí veo tu rostro perdido en los contornos,
es la fragua del bosque me muestra tus rasgos.
Pero esos ojos son los que ignoran
la dignidad del puente, mis pasos.
Ahora tu rostro es perdido, desperdigado
en mil sueños de bochorno que rozaron
mis pasos todos estos años infantiles.
Un simple astilla en el pecho del hombre.

La rosa que encontré en tu lecho
me dijo que alcanzara la cuenta del teatro,
que llorara al viento del ocaso hasta alcanzar
la última nota del perfume de tu aurora,
pero ahora la noche es larga y pesada.
Sí, aún es sagrada, pero ¿dónde he de descansar?
Carpintero, ¿acaso en la silueta de tu silenció?
Sé nada de la justicia, aún cuando mis brazos
la sostienen como a un niño de cuna.
Sé que dictas al otro lado del puente, pero,
qué sé hoy sino mi propio destino,
qué sé sino mi muerte.


Lo que pudo contestar Dios al otro lado del viento.

Soplé tu vida entre mis manos.
Nunca supe que era una flor lo que tallé.
Así te deshojé tranquilamente,
sin escribir nunca los rostros del color,
de un veneno, de una droga.
Era el frenesí suicida de mi barranco,
No sé qué escribo.
Te llamo y no se incendia nada
más que mi propio camino.
Tu sangre, mis propios pasos,
Esto fue mil veces, esto también.
Mueres, eres inocente.

1 comentario:

  1. quién hizo a Dios , de qué lo construyo...la inversión de los dogmas, parte de ese mecanismo de saber que se muere en la inocencia de pétalos arrancados. En el frenesí del suicida veo el jardín como preludio de muerte. Impactante, bello y fatalmente desmitificador

    ResponderEliminar

Buscar este blog