lunes, 18 de octubre de 2010

Confieso Señor o pensar lo posible

He pensado, he amado, he creado.
En mis palabras y en mis actos.
Pero ¿he pensado mis amores?,
¿he creado mis ideas?,
¿He amado mis creaciones?

¿He dicho la gloria de mis vuelos?,
¿he cantado al ocaso por lo menos una noche?,
¿he entregado en versos de silencio un mundo para mi?
¿Acaso he cantado cual recuerdo
las siluetas de las aves que vieron a cantar a mi ventana
apenas salieron de su preludio de libros y cabezas?
¿He entregado paisajes de presencia
a representaciones ex-táticas de amor y devoción abismal?
¿He vislumbrado los ojos amantes que se mesen en la silla del tiempo,
cuando pasa nada alrededor
o cuando el silencio llama a la puerta del hogar?
¿He denunciado la ironía sólo para ser franco,
y salirme por el espacio creado de bella poesía?
¿Acaso he vuelto sobre los pasos de otros
no para aprender sino para presentar mis credenciales
y ser servidor de sus contornos?
¿He abierto un libro para cerrarlo y nunca volver sobre él?

He vuelto sobre libros como amante despechado,
que suplica en furia otra noche vivida en el soporte de la silueta.
He llorado versos que nombran esos Hechos,
sólo para arrojárselos en cara a aquélla que amé.
Fui el que creyó pensar, amar, crear, para su piel, mi secreto,
mi piedad y mi fe.
No. No amé, no pensé, no creé.

No en tanto comprenda que fui yo quien no hizo. Soy inocente.
No amé, no pensé, no creé. Siempre he creado, un mil instantes repetidos,
en concatenación absurda y maravillosa con lo real, lo que deviene si mismo,
en la indistinción de la identidad o la culpa, del barranco del infierno, en castigo eterno,
o de las costas del divino cielo. En la tierra que palpita el ser del silencio como nueva ley.
La soberbia también expía.

1 comentario:

  1. confieso Señor, que he llorado en tus letras que fingen inocencia pero que son culpables de este infierno...

    ResponderEliminar

Buscar este blog